La mayoría de museos que encontramos en la ciudad nos muestran obras de arte, textos informativos, algunos incluyen algo para ser escuchado e incluso algunos otros nos dejan experimentar ciencia y tecnología con nuestras propias manos.
El museo que hoy nos ocupa entraría en otra categoría. No quiero llamarlo museo porque en realidad no lo es. Tan solo entra en la categoría de exhibiciones, aunque catalogarlo como tal sería también algo erróneo. Dialogue in the Dark propone una experiencia sensorial. Una experiencia educativa donde agudizamos sentidos debido a que nos privan del que más usamos: la vista.
Localizado en el bello barrio de Bukchon/Samcheongdong en Seúl, el interior muestra un ambiente minimalista muy neutro. Nada llama la atención. Desde recepción, antes de empezar con la actividad, nos invitan a dejar nuestras pertenencias en una taquilla. Teléfono, reloj, cualquier cosa que nos pueda distraer durante el viaje que vamos a emprender.
Después de subir al segundo piso, en una pequeña sala con luz muy tenue para empezar a acostumbrarnos a la oscuridad que viene, nos dan la bienvenida y nos ceden a cada uno de los participantes (en nuestro caso éramos 6) un bastón. Nos dan las instrucciones básicas y nos hacen pasar al interior. Oscuridad total, ni un resquicio de luz asoma por ninguna parte. Desde el principio la amable voz de nuestra guía nos hacer sentir seguros y nos explica que vamos a empezar a caminar un pasillo, que nos ayudemos palpando la pared y que estemos tranquilos que no hay nada que temer. Y que mejor cerremos los ojos que no hay nada que ver y cerrando los ojos estaremos más relajados.
No quiero desvelar qué vamos a encontrar ya que si lo esperamos, menguaría la intensidad de la experiencia. Tan solo voy a decir que recorrer un circuito de una hora y media aproximadamente completamente a oscuras agudiza los otros sentidos y que los necesitaremos. Durante el transcurso de la actividad nos invadieron diferentes sentimientos y sensaciones: Incluyendo frustración, sentirse perdido, necesitar ayuda de forma habitual. Hacia el final, uno se da cuenta que damos por hecho el poder ver todas las cosas cada día. Y no es hasta que nos encontramos en la piel de una persona invidente que no nos damos cuenta de lo difícil que es llevar a cabo actividades tan simples como pasear por el parque, hacer la comprar o sentarnos a tomar un café.
Esto es lo que veréis. Desafortunadamente solo puedo describir con palabras el resto de sensaciones que tendréis en el interior. Así que mejor lo experimentáis por vosotros mismos.
No os debería preocupar el idioma. Con un mínimo de Coreano que entendáis no habrá problema, aunque si se reserva con antelación también hay disponibles guías en inglés y otros idiomas.
Dirección: 1-29 Gahoe-dong Jongno-gu, Seoul Korea / 서울특별시 종로구 가회동 1-29
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